no es desmotivación, es exceso de control
de volver a los inicios cuando se trata de tu expresión creativa
No estoy escribiendo. O quizá debería decir que estoy escribiendo muy poco, para ser justa y no dejarme llevar por mi acostumbrado pensamiento dicotómico en el que todo es blanco o negro. En el que, si no escribo todo lo que quiero, entonces no estoy escribiendo absolutamente nada.
Lo cierto es que estoy escribiendo poco. Y ha llegado el punto en el que empiezo a preocuparme. No es la primera vez que me pasa, así que también la palabra “preocuparme” resulte radical en este texto que (lo juro) estoy escribiendo sin edición, a modo de fluir de la conciencia. Quizá sería más preciso decir que empiezo a notarlo. Noto que el desasosiego que experimento, sí, tiene que ver con los cambios de humor propios de la perimenopausia (el síntoma más fuerte que experimento en esta etapa de la vida), pero también con el poco espacio que me concedo para crear.
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